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Los empresarios y directivos sabemos que el mundo de la empresa es apasionante.

En los negocios, salvo en los escasos monopolios que aún existen, operamos en uno o varios mercados y, siempre, siempre, con la competencia muy de cerca.

Por lo tanto, las empresas trabajan en un “mercado”, y en éste, a su vez, trabajan otras empresas que ofrecen prácticamente “lo mismo” o productos y servicios muy parecidos, complementarios o sustitutivos.

Qué es la Innovación estratégica

Podemos llevar a una gráfica y desglosar por volumen de ventas, años de trayectoria, puntos de venta, imagen de marca o rentabilidad, el posicionamiento de nuestra empresa en el mercado y compararnos con la competencia. Visualizar eso es muy ilustrativo ya que nos obliga a pensar “qué tenemos que hacer para mejorar nuestra posición o convertirnos en líderes del mercado”.


Esta breve introducción me parece interesante para poder respondernos a la pregunta ¿qué es la Innovación Estratégica y por qué es importante?


Pues la innovación estratégica son aquellas acciones que se ponen en marcha en una empresa para mejorar nuestra propuesta de valor y nuestro posicionamiento en el mercado
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Da igual que sea innovación en productos, en procesos, en nuevas áreas de negocio o incluso en nuevos mercados. Lo relevante es que esa innovación tiene como objetivo mejorar nuestra propuesta de valor y nuestra “unique selling proposition” (lo que nos hace diferentes a la competencia). Se considera innovación estratégica porque impulsa el modelo de negocio y nos ayuda a competir en el corto, medio y largo plazo. No se innova para tener un resultado corto placista, se innova para consolidad o mejorar el posicionamiento de la empresa en el mercado y contribuir a la rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo.


Está claro que hay empresas de gran dimensión que tienen departamentos de I +D + i muy potentes pero, en mi experiencia personal, considero que el alma de esos cambios, tanto en la idea como en su desarrollo e implantación, está casi siempre en manos de los empresarios, de los emprendedores. Es cierto que cuanto mas hagamos extensible en nuestras organizaciones una cultura de innovación y un querer saber las ideas de nuestros colaboradores, mejor nos irá, pero también es muy cierto que las principales ideas o mejoras se le suelen ocurrir al empresario, probablemente porque siempre está pensando en como puede mejorar su “hijo económico”, su empresa.


Llegados a este punto, y para poner un ejemplo que conocí en profundidad, les voy a hablar de mi padre, Manuel Peláez Castillo, porque me parece que les puede servir de inspiración o como dinamizador de su propia Innovación Estratégica. Lo voy a hacer hoy a través de dos ejemplos que fueron la punta de lanza de la que fue, durante 52 años, nuestra Empresa Familiar, la constructora ECISA.


Una de las cinco reglas de oro de la compañía, los valores fundamentales de nuestra empresa, fue desde sus orígenes la “Innovación permanente”.

Innovación Estratégica, la clave para el éxito empresarial



Cuando Don Manuel creó la empresa, en 1968, era una constructora de cimentaciones y estructuras. Empresa nueva en el mercado, con recursos muy limitados pero cargada de ilusión.


Acero, hormigón, cuadrillas de ferrallas y encofradores, grúas y unos planos a ejecutar. No había más variables.


¿Qué es lo que se le ocurrió a Don Manuel para conseguir en sólo 5 años convertirse en la empresa de referencia en la ciudad de Alicante, con más de 20 obras en construcción simultánea y posteriormente en Benidorm?

Pues como gran observador que era, y con enorme fijación en los detalles, supo que en Madrid existía “otra forma” para efectuar los cálculos de la estructura en forjado reticular que hacían el proyecto mas eficiente en costes de ejecución (menos acero y menos hormigón), en plazo (más rápidos de ejecutar que con cálculos de forjado unidireccional con vigas) y, sobre todo, que permitían a los arquitectos poder diseñar evitando horrorosos pilares en medio de los salones de las viviendas, por ejemplo. Era por lo tanto algo que existía en Madrid, pero totalmente desconocido en el Levante español.


Para Don Manuel el reto fue doble ya que no tenía que convencer solo a sus clientes (los promotores) que obviamente habrían dicho sí a una innovación eficiente, sino que los clientes nunca darían su visto bueno si no lo tenía previamente su equipo técnico encargado del proyecto que eran los arquitectos. Y aquí está una de las grandes genialidades de este empresario que fue aunar los intereses de personas con enfoques e intereses distintos hacia un objetivo común: construir proyectos de calidad, a mejor precio, con más rapidez y mejor propuesta en el diseño era un auténtico win win (ganar ganar). Para lograr convencerles trajo a Alicante a los mayores expertos en la materia para que, a través de jornadas técnicas especializadas pudieran dar a conocer a los arquitectos y clientes las virtudes y garantías que este tipo de cálculos con forjado reticular suponían. Y consiguió su objetivo. La consecuencia no se hizo esperar y la empresa se convirtió en el líder provincial en cimentaciones y estructuras de todo tipo consiguiendo, además, que ya a día de hoy el 90% de todos los proyectos de edificación que se realizan en la provincia sean a través de estos cálculos con forjado reticular.


No se innova para tener un resultado cortoplacista, se innova para contribuir a la rentabilidad y sostenibilidad a largo plazo


El segundo ejemplo tiene que ver con la seguridad. Toda obra lleva aparejado un cierto riesgo para las personas que trabajan en él pero, en la España del inicio de los años 70, no existía siquiera regulación sobre la seguridad en las obras. La consecuencia eran muchos mas accidentes de los asumibles y con fallecimientos o heridas graves para los trabajadores. Para Don Manuel, esto era (y es) un drama. Lo era en general y para él en particular, ya que trataba personalmente con todos sus trabajadores y eran como una gran familia. Por lo tanto innovó y se anticipó, siendo la primera empresa constructora alicantina que implantó medidas de seguridad para reducir drásticamente los accidentes y sus consecuencias antes de que fuera obligatorio por ley.


Fíjense que visión; cuidaba a sus trabajadores (el talento real de las empresas), lo primero, pero luego se diferenciaba de la competencia, demostraba mas profesionalidad y los clientes veían que, casi por el mismo precio dándole esa obra a ECISA reducían el riesgo de accidentes y sus potenciales consecuencias (retraso en la entrega por accidentes, mala imagen, riesgos penales, etc).


La implantación de redes, quitamiedos y otros elementos de seguridad por convicción y no por obligación supuso otro espaldarazo para la empresa que además le hizo merecedora en 1976 del premio a empresa modelo de la seguridad social.

Si quieres saber más sobre innovación estratégica, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En Pelaez Consulting, estaremos encantados de ayudarte en todo lo que necesites. 

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