Empresa familiar
La empresa familiar, un juego a tres bandas
A diferencia de las familias convencionales, en el que las relaciones paterno filiales y fraternales se desarrollan en un entorno estrictamente familiar, en las familias empresarias cohabitan tres sistemas, el sistema empresarial, el sistema familiar y uno mixto el sistema dominical o de propiedad, y todos ellos tienen características, integrantes y objetivos propios.
Los sistemas de la empresa familiar
El sistema familiar está orientado a las relaciones personales permanentes, se basa en la igualdad entre sus integrantes, en la seguridad y presenta una natural resistencia a los cambios. Por su lado el sistema empresarial está orientado a intereses económicos, las relaciones son contractuales, presenta desigualdad basada en sus organigramas, está orientado al cambio y al riesgo. Finalmente, el sistema dominical o de propiedad se basa en la preservación del valor, el control, el equilibrio de intereses, y un sistema de mayoría accionarial.
Pero he aquí que en las empresas familiares los tres sistemas enunciados están íntimamente relacionados, y de manera inexorable unos afectan a los otros.
A modo de ejemplo, imaginemos un miembro de la segunda generación, que es un igual en el sistema familiar, y en el sistema empresarial es jefe de otro hermano y le saca los colores en el comité de dirección generando enfado en el agraviado. O pensemos en un padre jubilado y accionista mayoritario que revoca los poderes de su hija consejera delegada para darle una lección de humildad. Y finalmente un el director del área de marketing de una empresa que tiene los presupuestos bloqueados por su primo financiero con el que se enfadó en una reunión familiar.
Todos ellos son ejemplos de situaciones que pasan en el día a día de las empresas familiares y del solapamiento de los sistemas antes mencionados, que sin la debida diferenciación y mecanismos de diálogo adecuados provoca situaciones de conflicto y desajustes con evidentes perjuicios para todos ellos.
Cómo solucionar problemas en empresas familiares
¿Cómo podemos abordar estas situaciones de tensión y solucionar los posibles desencuentros y tensiones familiares?
La respuesta es, aplicando una jugada a tres bandas.
Primera banda, diferenciando bien los sistemas familiar, empresarial y dominical, siendo capaces de identificar el “terreno de juego” que se pisa en cada momento. La familia deberá ser capaz de identificar cuando se está tratando un tema familiar, un tema empresarial o un tema relativo a la propiedad de la compañía.
En el sistema familiar los miembros de la familia deberán llevar puesto el sombrero de padre/hijo/hermano/primo y la relación se basará en la igualdad y el consenso. En el sistema empresarial se llevará el sombrero de presidente, CEO, director, jefe de departamento y la relación se basará en la jerarquía y la competencia profesional. Finalmente, en la Junta de Socios, los miembros de la familia llevarán el sombrero de propiedad y primará el interés de la empresa en equilibrio con el propio de cada uno y el ejercicio democrático de las mayorías de capital.
Segunda banda, la familia deberá dotarse de los oportunos órganos de gobierno. Para el “terreno de juego” empresarial estos serán el Consejo de Administración y el Comité de Dirección. Para las temáticas familiares serán el Consejo y la Junta de Familia y cualesquiera otros órganos que faciliten el diálogo y comunicación familiar. Finalmente, y para debatir los temas que afecten a la propiedad, el órgano competente será la Junta de Socios.
Tercera banda, e igual de importante, trabajar de manera constante la comunicación y la expresión y control de las emociones de los miembros de la familia dentro de los mencionados sistemas y sus órganos representativos.
Herramientas y comunicación en la empresa familiar
Las herramientas de comunicación y el adecuado tratamiento de las emociones son el aceite que permite que los tres sistemas de la empresa familiar funcionen adecuadamente. Es tanta su importancia y utilidad como su desconocimiento por la mayoría de las personas.
El que seamos capaces de identificar en qué sistema nos encontramos tratando un determinado asunto, y que sea debatido en el órgano adecuado son elementos necesarios pero no suficientes para tener éxito en la comunicación y en una gestión emocional adecuada.
Existen una serie de herramientas que pueden ayudar a cualquier familia empresaria a mejorar la comunicación y el entendimiento. La realización habitual de actividades que rebajen el estrés como pueden ser el deporte, paseos al aire libre, yoga, o meditación bien sean individualmente o en grupo minorarán el grado de agobio del día a día y facilitarán el diálogo disminuyendo la activación de emociones como el enfado o la ira.
La autoconciencia a la hora de tratar con los demás es muy importante dado que nos permitirá darnos cuenta de que cada uno de nosotros tenemos “nuestro mapa” de la realidad y vemos las cosas de un modo. En el caso de las relaciones familiares es muy importante estar abierto a la visión de la realidad de los otros miembros de la familia por más que nos sea complicado entender esa otra visión.
Aprender dinámicas de escucha activa nos ayudará a profundizar en el mensaje que nos está queriendo transmitir otros familiares. Un mensaje siempre lleva información, pero también una interpretación de nuestro interlocutor. Contenernos a la hora de interrumpir y ser respetuoso al dar nuestro punto de vista es esencial para evitar activar situaciones de tensión y discusiones.
Otro elemento necesario es el respeto pacífico del “terreno de juego”. Asumir de una manera previa, debatida y consensuada lo que se puede y no se puede tratar en los órganos de gobierno nos llevará a un consenso y compromiso personal de todos evitando sacar temas en foros que no toca.
Cuando nos piden opinión o se plantea un tema a debatir es muy importante saber cómo dar feed-back. Tenemos la costumbre de volcarnos de manera inmediata en transmitir lo que entendemos que “está mal” o es discutible. Es conveniente reseñar lo positivo y proponer aspectos de mejora, evitando una censura frontal que a buen seguro levantará prevención en el otro y hará que se lo piense a la hora volver a compartir sus opiniones.
También es conveniente evitar poner etiquetas. A todos nos encanta tener las cosas controladas y para ello etiquetamos de manera frecuente a las personas. Al etiquetar a otros condicionamos nuestra visión de sus actuaciones y opiniones basándonos en momentos del pasado, olvidando que las personas evolucionamos y las circunstancias nunca son las mismas. Por ello es preciso no simplificar y hacer un esfuerzo para diferenciar entre identidad y comportamiento.
Finalmente señalaría la conveniencia de aplicar una gran virtud, la aceptación. En la familia, y en la empresa, muchas veces las cosas no son como nos gustaría. No aceptar la realidad nos lleva al enfado, la frustración y a la negación. Es necesario un ejercicio de realismo y aceptación de nuestros sistemas de familia, empresa y propiedad tal y como son. Desde la aceptación de la situación de partida podremos empezar a trabajar en propuestas de mejora y cambio.
Javier Peláez Robles
Responsable del área de Empresa Familiar
Peláez Consulting