Empresa familiar

La empresa familiar, una vacuna frente a la crisis del COVID-19 (I)

A fecha de la presente publicación todos somos conscientes de que la crisis global de salud generada por el Covid 19 está provocando graves efectos económicos a nivel mundial, y nuestro país, tristemente abanderado europeo de la segunda oleada del virus, no es una excepción. El verdadero impacto de la mencionada crisis económica está por llegar y ser medido, así como el tiempo de recuperación que será necesario para volver a una situación de equilibrio y bonanza como la que se disfrutaba al comienzo del presente año 2020.

Ello no es óbice para que en este artículo de Peláez Consulting analicemos el impacto que está teniendo esta crisis en las empresas familiares españolas, así como algunas de las medidas adoptadas por las mismas para hacerla frente, medidas que ponen en valor las especiales características de este tipo de empresas.

Los datos del Instituto de la Empresa Familiar


El Instituto de la Empresa Familiar junto con el IESE publicó el pasado mes de mayo los resultados de una encuesta realizada a 550 empresas familiares españolas, y sus resultados son demoledores. Conforme al mismo, y desde el inicio de la crisis hasta final del mes de mayo, el 86% de las empresas vieron reducida su actividad y el 42% de ellas con caídas superiores al 60% o paro total de actividad.

El origen de estos drásticos ajustes a la baja han sido la brusca disminución de la demanda de productos y servicios (94%) y la paralización de las actividades de las empresas durante el estado de alarma (82%).

La respuesta de las empresas ha sido esencialmente paralizar las inversiones planificadas y las nuevas contrataciones (51%), solicitar ERTES (50%), instaurar el teletrabajo (50%) y reducir los costes no laborales (41%).

¿Cómo ha afectado esta crisis a las empresas familiares?


Tenemos que resaltar en primer lugar la solidez de las empresas familiares para afrontar esta crisis. El impacto de la crisis es enorme como se aprecia en la brusca disminución de la facturación, con una disminución drástica de la demanda. Pese a estos datos, dichas empresas estiman que podrían aguantar dicha situación seis meses más sin entrar en crisis financiera.

La moderación en las inversiones y la habitual política de reinversión de beneficios ha permitido a muchas empresas familiares contar con balances sólidos, endeudamiento moderado y unas reservas que puedan nutrir la maltrecha tesorería de la compañía en momentos de una violenta e inesperada disminución de la facturación.

Una de las características particulares de las empresas familiares es la estrecha comunicación entre la estructura de gestión (Administradores, Consejo de Administración, Gestores) y la propiedad de la compañía. Esta conexión les facilita tomar decisiones de manera rápida, lo que en tiempos de crisis es esencial.

Medidas como paralizar la inversión, adoptar un ERTE, la implantación del teletrabajo o la dura y a veces impuesta medida de paro de actividad exige un análisis profundo y la adopción de decisiones en todos los ámbitos de la empresa, y la mencionada agilidad es imprescindible para su adopción y la correcta la implementación de estas preservando además la seguridad de sus trabajadores, proveedores y clientes.

el futuro en la empresa familiar

El futuro de la empresa familiar


Otro de los datos para tener en cuenta de la encuesta citada del IEF-IESE es que, pese a los datos de caída de la actividad, casi la mitad de las empresas encuestadas han conseguido minimizar el impacto de la crisis sobre el empleo con reducciones de plantilla que como máximo llegaron a afectar al 20% de la misma. Solo una quinta parte ha prescindido de más del 80% de su plantilla.

A este respecto estamos convencidos de que la voluntad de perpetuar la empresa familiar a través de generaciones y su compromiso social y con los empleados hace que la familia propietaria adopte medidas difícilmente comprensibles en una empresa capitalista convencional como mantener en gran medida el empleo “al coste que sea”. De hecho, las empresas familiares generan cerca del 70% del empleo privado de nuestro país.

El compromiso de las empresas familiares con el empleo es un denominador común permanente de este tipo de empresas y así quedó también demostrado hace años en otro informe del Instituto de la Empresa Familiar de 2015 post crisis 2008-2014 en el que se acreditaba que ante aquel otro tsunami económico las empresas familiares aumentaron en dicho período el empleo incluso a costa de una menor productividad por empleado, mientras que las empresas no familiares optaron simplemente por reducirlo.

Otro dato de la encuesta del IEF-IESE se refiere a los beneficios esperados, que se estima que caerán en un 80% para un tercio de las empresas encuestadas, afectando en un 40% en el resto de las empresas analizadas. El contar con una estructura de capital en manos de una familia permite la adopción de acuerdos societarios que pospongan dicha expectativa de dividendos “sine die” con tal de ayudar a garantizar la viabilidad futura de la empresa familiar.

La Resiliencia de las empresas familiares


Para terminar, queremos reseñar otra enorme fortaleza. Nos referimos a la unidad familiar en valores, misión y visión aplicables tanto a sus integrantes como a la propia empresa, llevando todo ello a esa capacidad tan de moda y de la que la empresa familiar se está convirtiendo en su mejor exponente: la resiliencia.

La resiliencia se define por la RAE como “Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”

Esa resiliencia de la empresa familiar no se “fabrica” en un día. Es el fruto de unos valores, una tradición, de una forma de vida que es difícil de entender sin ser miembro de una familia empresaria.

En conclusión, algunos de los elementos característicos de la empresa familiar, a veces criticados, (intervención de la familia en la gestión, conservadurismo, menor reparto de beneficios o menor productividad por empleado) se han convertido en virtud a la hora de afrontar la crisis que nos ocupa en este momento.

Campañas como “Damos la Cara” promovidas por el IEF son un claro ejemplo de cómo las empresas familiares son solidarias, imaginativas, sacrificadas, abnegadas en el trabajo y comprometidas con el futuro, la mejor de las vacunas contra la pandemia del COVID 19.



Javier Peláez Robles
Responsable del área de Empresa Familiar
Peláez Consulting

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